Los seguros de gastos médicos mayores son una herramienta esencial para aquellas personas que, ante las carencias del sistema nacional de salud, quieren y pueden atenderse en el sector privado. Sin embargo, hay muchísimos aspectos que uno debe comprender: periodos de espera, antigüedad, preexistencias, deducible por padecimiento o por año, coaseguro, de las que hablamos en la primera parte.
Estamos protegiendo nuestro patrimonio y uno nunca sabe qué enfermedad podríamos tener en el futuro o cuánto costará su tratamiento. Pensemos en un evento catastrófico cuya atención termine costando decenas de millones de pesos. Si se agota la suma asegurada tendremos un enorme problema encima.
De hecho, muchos seguros de gastos médicos mayores que algunas empresas ofrecen como prestación a sus empleados, suelen tener una suma asegurada muy baja. Pero, además, estos seguros no tienen ninguna “portabilidad”, o si la tienen, es bastante limitada.
Por eso es muy importante que, aunque uno tenga una póliza de prestación, uno contrata un producto complementario individual o familiar que amplíe la cobertura (suma asegurada adicional en caso de agotarse la de la empresa) y además garantice la continuidad (mediante una garantía de conversión a un seguro individual que en caso de baja de la empresa, continúe pagando cualquier padecimiento que se haya reclamado en el de la empresa, obvio siempre que se haya iniciado posterior a que se haya contratado esta póliza).
Finalmente quiero abordar uno de los grandes problemas de los seguros de gastos médicos mayores en México: la prima sube mucho con la edad (aunque lo hayamos tenido toda la vida) y para mucha gente mayor se puede volver impagable.
Por ejemplo: un seguro de gastos médicos amplio para una persona de más de 75 años puede costar más de 150,000 pesos al año. A los 80 años, la misma persona tendría que pagar más de 200,000 pesos por persona. En otras palabras, si se trata de una pareja de adultos mayores, obviamente el costo se duplica.
Hay mucha gente que no puede pagar su seguro cuando más lo necesita, aun cuando haya pagado su póliza muchísimos años sin tener ningún siniestro.
Esto hay que saberlo para poder tomar provisiones, nosotros, mientras somos jóvenes. También tendremos que ahorrar para esto y formar patrimonio más allá de una pensión digna. Aunque uno gaste menos en otras cosas (ya no habrá que pagar hipoteca ni colegiaturas), los costos de salud en la vejez se incrementa mucho y está en nosotros llegar preparados.